miércoles, 19 de marzo de 2014

Objetofilia: un amor sin respuesta


Cuando se trata de enamoramiento se puede sentir atracción hacia la persona más rara e incluso poco agraciada ¿pero qué importa? A nadie la afectará y tú serás feliz con la persona que siempre soñaste.

Pero ¿y si lo que te hace feliz no es una persona? ¿Si sientes una repentina atracción por el sofá de tu abuelita, una pizza o algún otro artículo inanimado? Bueno, no serías el único en el mundo, pero si serías uno de los pocos casos diagnosticados como objetofilia.

Aunque no es tan conocida como otras filias consideradas patológicas, se trata de un trastorno de comportamiento sexual y emocional que consiste en sentir atracción sentimental hacia un objeto, y deriva de la creencia que estos poseen personalidad propia, e inteligencia, tal como si se tratara de una persona.

La objetofilia surgió como enfermedad, pero en nuestros tiempos llega a ser vista como una nueva forma de vida. Seguramente esta perturbación tiene orígenes muy remotos, pero el primer caso documentado fue el de Eija- Riitta Berliner- Mauer, quien se enamoró y se casó con el muro de Berlín en 1979.

Pero Eija, no fue la única que concretó formalmente su peculiar relación amorosa, la lista de los casos que presentan los amores más extraños apenas empieza:

           1) El amor surgió en París


Erika La Tour Eiffel es una ex militar estadounidense que a lo largo de su vida intrigó a la comunidad científica por sus relaciones amorosas. El primer amor vino con “Lance” un arco que Erika veía como su novio y que la llevó a convertirse en campeona mundial de tiro. Esta relación no prosperó, pues tiempo después Erika se comprometió con La Torre Eiffel (de ahí su actual nombre de casada). 

Se sabe que Erika sufrió de abuso sexual en la infancia y fue diagnosticada con estrés postraumático. 
 
       2) El auto de mis sueños



Este amor va más allá de la afición que muchos hombres sienten por los autos.

Edward Smith, residente en Washington, EUA;  está locamente enamorado de Vanilla, un Volkswagen Beetle color blanco que mima con gran auge; aunque reconoce que de vez en cuando “coquetea” con otros automóviles. No se considera enfermo, ni mucho menos degenerado, según sus propias palabras es “un romántico, que escribe poesía sobre autos, les canta y les dedica sonetos”

Smith, admite de forma orgullosa que mantiene relaciones sexuales con Vanilla, aunque no da detalles sobre el acto (gracias a Dios).

       3) Más que pedalear la bicicleta 



Robert Stewart fue denunciado en 2007 en un hostal por mantener relaciones con una bicicleta. No era la primera vez que lo hacía, ya que desde niño “violentaba” a sus triciclos, tal como explicó el mismo en una de sus confesiones.

En este caso no se trata de amor propiamente, pues Stewart afirma que solo “usa” a las bicicletas. (¡Vaya patán!).

 
       4) Su cara de muñeca



Davecat es un operador de telemarketing aparentemente con una vida normal y una linda esposa… sintética. Sidore (o Si-chan para los amigos) es una muñeca de origen japonés fabricada para satisfacer los deseos sexuales de aquellos hombres que tienen problemas para relacionarse con  chicas de verdad. Sin embargo, el tímido Davecat la adoptó como su cónyuge formalmente y presumen ya diez años de matrimonio.

Un psiquiatra diagnosticó a Davecat con timidez extrema y una fuerte sociopatía y amablemente le ofreció tratamiento al chico, pero parece ser que él prefirió gastar el dinero de las sesiones de terapia en otra muñeca,  que será su nueva novia, pero también comenta que “Sidore” autorizó la relación.

         5) Duermo con ella

Quizás este sea el caso que más se difundió en internet; Lee Jyn Gyu, un chico de Corea del Sur, quedó prendado de su “Dakimakura", una  de esas  almohadas que tienen impresa la figura de un personaje de anime a escala humana. La de Lee tenía la imagen de Fate Testarrosa, personaje de la serie “Lirica Nanoha”. El coreano ya tiene tres años de matrimonio, tenía 28 cuando "sentó cabeza" y aún se declara completamente feliz, además su “esposa” lo acompaña a donde quiera que vaya.

Lee Jyn Gyu, asegura que desde pequeño sintió gran confort y atracción por las almohadas y que su virginidad se la llevó una que no era su esposa.


Y a final de cuentas...

En fin, se dice que para el amor no hay límites, obviamente trastornos como la zoofilia o pedofilia son totalmente inaceptables porque se dañan los derechos de un tercero; pero en la objetofilia parece no haber heridos en primera instancia (excepto los heridos emocionalmente que vieron al tipo del caso 3 con su bicicleta). Por eso este “padecimiento” es tan polémico ¿En verdad no se afectará a nadie? ¿Tú qué opinas?