Cuando se
trata de enamoramiento se puede sentir atracción hacia la persona más rara e
incluso poco agraciada ¿pero qué importa? A nadie la afectará y tú serás feliz
con la persona que siempre soñaste.
Pero ¿y si lo que te hace feliz no es una persona?
¿Si sientes una repentina atracción por el sofá de tu abuelita, una pizza o
algún otro artículo inanimado? Bueno, no serías el único en el mundo, pero si
serías uno de los pocos casos diagnosticados como objetofilia.
Aunque no es tan conocida como otras filias
consideradas patológicas, se trata de un trastorno de comportamiento sexual y
emocional que consiste en sentir atracción sentimental hacia un objeto, y deriva
de la creencia que estos poseen personalidad propia, e inteligencia, tal como
si se tratara de una persona.
La
objetofilia surgió como enfermedad, pero en nuestros tiempos llega a ser vista
como una nueva forma de vida. Seguramente esta perturbación tiene orígenes muy
remotos, pero el primer caso documentado fue el de Eija- Riitta
Berliner- Mauer, quien se enamoró y se casó con el muro
de Berlín en 1979.
Pero Eija, no fue la única que concretó formalmente
su peculiar relación amorosa, la lista de los casos que presentan los amores más
extraños apenas empieza:
1) El amor surgió en París
Erika La Tour Eiffel es una ex
militar estadounidense que a lo largo de su vida intrigó a la comunidad
científica por sus relaciones amorosas. El primer amor vino con “Lance” un arco
que Erika veía como su novio y que la llevó a convertirse en campeona mundial
de tiro. Esta relación no prosperó, pues tiempo después Erika se comprometió
con La Torre Eiffel (de ahí su actual nombre de casada).
Se sabe que Erika
sufrió de abuso sexual en la infancia y fue diagnosticada con estrés
postraumático.
2) El auto de mis sueños
Este amor
va más allá de la afición que muchos hombres sienten por los autos.
Edward
Smith, residente en Washington, EUA; está locamente enamorado de Vanilla, un
Volkswagen Beetle color blanco que mima con gran auge; aunque reconoce que de
vez en cuando “coquetea” con otros automóviles. No se considera enfermo, ni
mucho menos degenerado, según sus propias palabras es “un romántico, que
escribe poesía sobre autos, les canta y les dedica sonetos”
Smith, admite
de forma orgullosa que mantiene relaciones sexuales con Vanilla, aunque no da detalles
sobre el acto (gracias a Dios).
3) Más que pedalear la bicicleta
Robert Stewart fue denunciado en 2007 en un hostal
por mantener relaciones con una bicicleta. No era la primera vez que lo hacía,
ya que desde niño “violentaba” a sus triciclos, tal como explicó el mismo en
una de sus confesiones.
En este caso no se trata de amor propiamente, pues
Stewart afirma que solo “usa” a las bicicletas. (¡Vaya patán!).
4) Su cara de muñeca
Davecat es un operador de telemarketing
aparentemente con una vida normal y una linda esposa… sintética. Sidore (o Si-chan para los amigos) es una muñeca de origen japonés fabricada
para satisfacer los deseos sexuales de aquellos hombres que tienen problemas para relacionarse
con chicas de verdad. Sin embargo, el
tímido Davecat la adoptó como su cónyuge formalmente y presumen ya diez años de
matrimonio.
Un psiquiatra diagnosticó a Davecat con
timidez extrema y una fuerte sociopatía y amablemente le ofreció tratamiento al
chico, pero parece ser que él prefirió gastar el dinero de las sesiones de
terapia en otra muñeca, que será su
nueva novia, pero también comenta que “Sidore” autorizó la relación.
5) Duermo con ella
Quizás este sea el caso que más
se difundió en internet; Lee Jyn Gyu, un chico de Corea del Sur, quedó prendado
de su “Dakimakura", una de esas almohadas que tienen impresa la figura de un
personaje de anime a escala humana. La de Lee tenía la imagen de Fate
Testarrosa, personaje de la serie “Lirica Nanoha”. El coreano ya tiene tres
años de matrimonio, tenía 28 cuando "sentó cabeza" y aún se declara completamente feliz, además su “esposa” lo acompaña
a donde quiera que vaya.
Lee Jyn Gyu, asegura que desde
pequeño sintió gran confort y atracción por las almohadas y que su virginidad
se la llevó una que no era su esposa.
Y a final de cuentas...
En fin, se dice que para el amor no hay límites,
obviamente trastornos como la zoofilia o pedofilia son totalmente inaceptables
porque se dañan los derechos de un tercero; pero en la objetofilia parece no haber heridos en
primera instancia (excepto los heridos emocionalmente que vieron al tipo del
caso 3 con su bicicleta). Por eso este “padecimiento” es tan polémico
¿En verdad no se afectará a nadie? ¿Tú qué opinas?
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