"Hacer periodismo es publicar
aquello que hace sentir incómodo a alguien, lo demás son relaciones públicas”. Lo
decía en buen George Orwell.
La realidad es que en nuestros
tiempos, quien se dedica a escribir hace un poco de ambas; este espacio está
especialmente pensado para disgustar de forma leve a unos cuantos y entretener
con sátira sincera a otros.
Los seres humanos en general tenemos problemas para lidiar con la verdad, en
estos últimos días tuvimos varios ejemplos de ello:
Al profe, con cariño
Comencemos con el profesor Santiago Cabrera, quien daba clases
de física en la Escuela Secundaria Técnica Número 61, ubicada en el municipio
de San Martín Texmelucan de Labastida. Este “noble” maestro, ponía unos
peculiares sellos en los trabajos deficientes de sus alumnos para calificarlos,
pero en lugar de que mostraran dibujitos con nobles sugerencias para mejorar
las tareas posteriores, Cabrera diseñó unos que contenían leyendas yendo
directamente al grano:
“Por eso México no prospera”, “Regrésate
a la Tele de tu pueblo” y “Eres una vergüenza para tu familia”, siendo este último
el más destacable de los sellos. Lo más probable es que si el puberto en
cuestión nada más no da una con su calificaciones o no le entran las lecciones
por ningún lado, si de un poquito de “pena” a sus padres (lo de ser una
vergüenza como tal son palabras mayores). Internet explotó con este suceso y a
la mayoría nos pareció una buena puntada, pero la familia del alumno afectado
no encontró la situación tan jocosa.
Total que el profe Santiago fue
despedido y condenado por la Secretaría de Educación Pública, así como la
ciudadanía más humanitaria e idealista. Algunas fuentes confiables de prensa
aseguran que de hecho, los sellos con frases despectivas fueron idea de los
alumnos y que Santiago Cabrera en realidad es buen profesor que goza de la
simpatía de alumnos y padres de familia. Otros testimonios dicen que es la peor
persona sobre la tierra, que pedía dinero a los alumnos, que los humillaba
constantemente, que se metía en la fila de las tortillas, etc.
Es difícil saber qué clase de
persona es Santiago, pero lo cierto es que su caso nos muestra que así como se
acabaron los tiempos en que los profesores podían corregir mediante reglazos en
la mano, se están acabando los tiempos de regaños para los alumnos problema, no
vayan a dañarle el autoestima al angelito y lo vayan a traumar de por vida. Es
verdad, los correctivos deben tener un límite para que no se conviertan en
abusos pero y ¿las condescendencias no? ¿Con qué confianza un profesor
corregirá a un alumno si cualquier cosa que le diga puede derivar en una queja
muy costosa?
Dos caminos diferentes
Y ya que hablamos de buenos y
malos alumnos, esta semana también fue
un boom el caso Lady 100 (Lorena Aguirre) VS Lady Matemáticas (Olga Medrano);
ambas muchachas jóvenes, bonitas, mexicanas y estudiantes; fuera de esos
elementos, son totalmente opuestas. Es claro a cual no le aplicaron los
correctivos adecuados a tiempo y va
torciendo con éxito su debutante adultez.
Si, es triste como ganó la fama
Lady 100 sólo por el hecho de ser guapa, pero a su vez es alentador el caso de
Olga, quien a su corta edad ya es un orgullo nacional y un hacha de las
matemáticas con un futuro prometedor que seguro resaltará a nivel mundial.
Sabemos que es Lady Matemáticas
quien debería ser el centro de atención y que a Lady 100 debemos olvidarla en
cuestión de días porque solo sirve de mal ejemplo para generaciones futuras -nuestros
amigos en redes sociales han sacado la cresta de indignación y nos lo han
repetido hasta el cansancio-, pero ¿qué podemos hacer para cambiarlo? ¿A quién
le aventamos la bolita?
Lo cierto es que de nosotros no
dependería el hecho de volver a ver casos como el de Lady 100, al menos no
hasta que seamos padres de adolescentes (si es que eso está en nuestros planes
algún día). Por lo pronto, nos toca no alimentar el morbo con las ocurrencias
de Lorena Aguirre y no consumir cualquier tipo de mercancía o servicio que
lleve el sello de la chava “borracha pero guapa”, porque sí, ya están pensando
en hacerla actriz o embajadora de alguna causa. Otra verdad tan incómoda como
los zapatos nuevos…
Cero de Tres
La llamada Ley 3 de 3 parecía
papa caliente en el Senado pero finalmente se detuvo debido al inevitable
cierre de sesiones ordinarias. La resolución final es que la propuesta 3 de 3 quedó
fuera del Paquete Anticorrupción que se planea desde hace tiempo.
Por si aún no está familiarizado
con el tema, la 3 de 3 es una idea desarrollada por empresas privadas de
renombre que pretende que cada uno de los funcionarios públicos presente de
manera íntegra su declaración patrimonial, su declaración de intereses y su declaración fiscal.
La Ley 3 de 3 tiene una intención
noble, nos queda claro, y bien aplicada, puede ser una medida efectiva; pero
también posee algunas salvedades que podrían desatar caos y mini guerrillas. En
uno de sus estatutos, se dice que cualquier particular puede denunciar a algún funcionario
por corrupción. Hasta aquí todo bien. No obstante, si a ese funcionario se le
comprueba mala praxis, el denunciante tendrá a manera de “premio” una
recompensa monetaria por levantar la voz.
Tampoco suena tan mal, pero
combatir fuego con fuego podría resultar contraproducente: el móvil para
denunciar sería el dinero y no el simple hecho de ser buena persona y preservar
la transparencia. Por otro lado, bastaría una sencilla sospecha para iniciar
las investigaciones en contra de algún funcionario y de toda su familia (hasta
primos en cuarto grado), dejando algunos factores del derecho a la privacidad
en el aire. Este pequeño bache puede dar lugar a venganzas políticas y podría
transformar las buenas intenciones en armas de doble filo.
A pesar de "estar fuera", seguro en un futuro se retomará esta iniciativa, esperemos que para entonces haya menos "tropiezos" en sus enunciados para combatir la corrupción de manera ética y efectiva.
En fin, todos queremos un país
mejor todo el tiempo y analizando los casos anteriores ¿no estaremos siendo un
poco caprichosos u olvidadizos cuando llega la hora de la verdad?
Piénselo, pero sobre todo
recuerde que este espacio es… “Sin ánimos de ofender”
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