domingo, 1 de mayo de 2016

Sin ánimos de ofender-Semana de verdades incómodas

"Hacer periodismo es publicar aquello que hace sentir incómodo a alguien, lo demás son relaciones públicas”. Lo decía en buen George Orwell.

La realidad es que en nuestros tiempos, quien se dedica a escribir hace un poco de ambas; este espacio está especialmente pensado para disgustar de forma leve a unos cuantos y entretener con sátira sincera a otros.

Los seres humanos en general  tenemos problemas para lidiar con la verdad, en estos últimos días tuvimos varios ejemplos de ello:


Al profe, con cariño


Comencemos con el  profesor Santiago Cabrera, quien daba clases de física en la Escuela Secundaria Técnica Número 61, ubicada en el municipio de San Martín Texmelucan de Labastida. Este “noble” maestro, ponía unos peculiares sellos en los trabajos deficientes de sus alumnos para calificarlos, pero en lugar de que mostraran dibujitos con nobles sugerencias para mejorar las tareas posteriores, Cabrera diseñó unos que contenían leyendas yendo directamente al grano:

“Por eso México no prospera”, “Regrésate a la Tele de tu pueblo” y “Eres una vergüenza para tu familia”, siendo este último el más destacable de los sellos. Lo más probable es que si el puberto en cuestión nada más no da una con su calificaciones o no le entran las lecciones por ningún lado, si de un poquito de “pena” a sus padres (lo de ser una vergüenza como tal son palabras mayores). Internet explotó con este suceso y a la mayoría nos pareció una buena puntada, pero la familia del alumno afectado no encontró la situación tan jocosa.




























Total que el profe Santiago fue despedido y condenado por la Secretaría de Educación Pública, así como la ciudadanía más humanitaria e idealista. Algunas fuentes confiables de prensa aseguran que de hecho, los sellos con frases despectivas fueron idea de los alumnos y que Santiago Cabrera en realidad es buen profesor que goza de la simpatía de alumnos y padres de familia. Otros testimonios dicen que es la peor persona sobre la tierra, que pedía dinero a los alumnos, que los humillaba constantemente, que se metía en la fila de las tortillas, etc.

Es difícil saber qué clase de persona es Santiago, pero lo cierto es que su caso nos muestra que así como se acabaron los tiempos en que los profesores podían corregir mediante reglazos en la mano, se están acabando los tiempos de regaños para los alumnos problema, no vayan a dañarle el autoestima al angelito y lo vayan a traumar de por vida. Es verdad, los correctivos deben tener un límite para que no se conviertan en abusos pero y ¿las condescendencias no? ¿Con qué confianza un profesor corregirá a un alumno si cualquier cosa que le diga puede derivar en una queja muy costosa?

Dos caminos diferentes


Y ya que hablamos de buenos y malos alumnos, esta semana también  fue un boom el caso Lady 100 (Lorena Aguirre) VS Lady Matemáticas (Olga Medrano); ambas muchachas jóvenes, bonitas, mexicanas y estudiantes; fuera de esos elementos, son totalmente opuestas. Es claro a cual no le aplicaron los correctivos adecuados a tiempo  y va torciendo con éxito su debutante adultez.

Si, es triste como ganó la fama Lady 100 sólo por el hecho de ser guapa, pero a su vez es alentador el caso de Olga, quien a su corta edad ya es un orgullo nacional y un hacha de las matemáticas con un futuro prometedor que seguro resaltará a nivel mundial.




Sabemos que es Lady Matemáticas quien debería ser el centro de atención y que a Lady 100 debemos olvidarla en cuestión de días porque solo sirve de mal ejemplo para generaciones futuras -nuestros amigos en redes sociales han sacado la cresta de indignación y nos lo han repetido hasta el cansancio-, pero ¿qué podemos hacer para cambiarlo? ¿A quién le aventamos la bolita?

Lo cierto es que de nosotros no dependería el hecho de volver a ver casos como el de Lady 100, al menos no hasta que seamos padres de adolescentes (si es que eso está en nuestros planes algún día). Por lo pronto, nos toca no alimentar el morbo con las ocurrencias de Lorena Aguirre y no consumir cualquier tipo de mercancía o servicio que lleve el sello de la chava “borracha pero guapa”, porque sí, ya están pensando en hacerla actriz o embajadora de alguna causa. Otra verdad tan incómoda como los zapatos nuevos…

Cero de Tres


La llamada Ley 3 de 3 parecía papa caliente en el Senado pero finalmente se detuvo debido al inevitable cierre de sesiones ordinarias. La resolución final es que la propuesta 3 de 3 quedó fuera del Paquete Anticorrupción que se planea desde hace tiempo.

Por si aún no está familiarizado con el tema, la 3 de 3 es una idea desarrollada por empresas privadas de renombre que pretende que cada uno de los funcionarios públicos presente de manera íntegra su declaración patrimonial, su declaración de intereses y  su declaración fiscal.



La Ley 3 de 3 tiene una intención noble, nos queda claro, y bien aplicada, puede ser una medida efectiva; pero también posee algunas salvedades que podrían desatar caos y mini guerrillas. En uno de sus estatutos, se dice que cualquier particular puede denunciar a algún funcionario por corrupción. Hasta aquí todo bien. No obstante, si a ese funcionario se le comprueba mala praxis, el denunciante tendrá a manera de “premio” una recompensa monetaria por levantar la voz.

Tampoco suena tan mal, pero combatir fuego con fuego podría resultar contraproducente: el móvil para denunciar sería el dinero y no el simple hecho de ser buena persona y preservar la transparencia. Por otro lado, bastaría una sencilla sospecha para iniciar las investigaciones en contra de algún funcionario y de toda su familia (hasta primos en cuarto grado), dejando algunos factores del derecho a la privacidad en el aire. Este pequeño bache puede dar lugar a venganzas políticas y podría transformar las buenas intenciones en armas de doble filo. 

A pesar de "estar fuera", seguro en un futuro se retomará esta iniciativa, esperemos que para entonces haya menos "tropiezos" en sus enunciados para combatir la corrupción de manera ética y efectiva.



En fin, todos queremos un país mejor todo el tiempo y analizando los casos anteriores ¿no estaremos siendo un poco caprichosos u olvidadizos cuando llega la hora de la verdad?


Piénselo, pero sobre todo recuerde que este espacio es… “Sin ánimos de ofender” 

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