Cada quien decide que modas le acomodan, pero tal parece que
ser feliz no es opción en nuestros días ¿qué por qué lo digo? Fíjese nada más
en sus páginas más habituales de Internet, siempre hay algo por lo cual
sentirse culpable, aunque uno no tenga vela en el entierro.
Tomemos por ahora el caso de una app popular que ha traído a
todos de cabeza en las últimas semanas, para bien o para mal: Pokémon Go.
Las mentes que se presumen “maduras e intelectuales” han
tachado a aquellos que juegan Pokemon Go de ñoños e inmaduros. De forma
personal, no tengo nada en contra de este videojuego, de hecho me parece un
concepto muy creativo y una app más para convivir con los amigos de forma
amena; además, al crecer en los 90’s nunca podría ver a Pokémon con malos ojos,
ya que representa una de las bondades de Nintendo a la que le tengo aprecio
nostálgico.
El debate entre Anti-Pokémons y Maestros Pokémons continúa,
pero hace unos días, los primeros lanzaron un golpe bajo a los segundos gracias
a una polémica serie de fotografías:
Resulta que una campaña difundida por la agencia de prensa
del Ejército Libre de Siria (ELS), un grupo que se opone al régimen de Bashar
al Assad, aprovechó la popularidad de Pokémon Go para retratar niños sirios con
dibujos de estas populares criaturas ficticias, hablando los mismos en primera
persona con slogans tipo “estoy en Siria, ven por mí” y algunos subtítulos de
chantaje emocional donde se lee “no te olvides de los niños sirios.”
Ojo, en primer lugar,
deberíamos conocer las organizaciones y grupos que se ocupan de mejorar
la calidad de vida de aquellos infantes. En lo que respecta al Ejército Libre
de Siria, la mente tras esta campaña, dudo que represente una institución
idónea que garantice como prioridad la
seguridad de los niños. Lo dudo, porque además de tener infantes en sus tropas,
en general poseen un historial repleto de armas caseras, ejecuciones, atentados
y protestas sanguinarias.
En todo el mundo, el estatus del ELS entre “justicieros” y
“mercenarios” no es claro: por un lado, se les reconoce y aplaude su lucha
contra el Estado Islámico; pero por
otro, también es frecuentemente cuestionado por buscar derrocar un mandato
violento utilizando más violencia.
En fin, los conflictos en Medio Oriente tristemente no son
novedad, pero han ido más lejos con el mensaje intrínseco de esta reciente
hazaña publicitaria dirigido a Occidente, el cual puede interpretarse más o
menos así: “Maldito tú y tus privilegios fuera del tercer mundo, debería darte
vergüenza ser un poquito feliz y tener
distracciones inofensivas mientras los niños sirios te necesitan ¿cómo te
atreves a tener Smartphone e Internet? Deberíamos de detener toda nuestra vida,
todo nuestro progreso, en aras de ayudar a niños vulnerables” ¿Se fija? Un
reproche vacío que no viene al caso.
En efecto, sí, se
debe hacer algo por los derechos de los más inocentes, pero algo realmente
efectivo y objetivo, como conocer las campañas de la Unicef, contactar con los
encargados de las embajadas, dar a conocer recursos de ayuda con publicidad
certera y propia, etc. No entiendo como ayudará el hecho de hacer sentir
culpables a los jugadores de Pokémon Go, no los veo comprando un boleto a Siria
(ni a ellos ni a los eternos revolucionarios de sofá resentidos con la vida.)
¿Cuál es el afán de echar a perder una afición? ¿Acaso los
eternos inconformes no tienen hobbies? ¿Debemos dejar de lado nuestra felicidad
personal porque en el mundo siempre habrá gente en desgracia? Cuídese mucho del
chantaje que otros quieran reprocharle para alterar su paz.
Este mundo y sus razonamientos me tienen intrigada, Sólo
puedo retomar las palabras del filósofo Bert Hellinger y aplicarlas como
consejo:
“Hay que cuidarse de las VÍCTIMAS, son muy peligrosas.
Alguien que se queja de lo malos que fueron con él, está buscando un aliado, no
está buscando arreglar su situación. Una víctima nos arrastra a su estado. Hace
que todos sean culpables. Todos los que no se "solidarizan" con su
estado son "malos". Una víctima es muy peligrosa; daña a todos."
Recuerde: ayudar al prójimo es admirable, y siempre es
posible si se tienen los datos adecuados; lo difícil es distinguir una
operación de auxilio factible de una maraña de chantajes. Juzgue usted, sea
cauteloso, haga lo correcto y viva feliz aunque le arda a la chairada más
acérrima.
Ese es mi consejo, como siempre, puede tomarlo, maldecirme o
permanecer indiferente, pero sobre todo, recuerde que este espacio es… Sin
ánimos de ofender.
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