Estos días siempre traen consigo
la vibra temerosa por doquier ¡y qué época tan maravillosa! porque de ese
“temor” somos todos partícipes: elaborando disfraces, disfrutando de la comida
típica, sacando nuestro lado más artístico, etc.
No obstante, al pasar todo este
ambiente extraordinario, se quedan situaciones y personas indeseables que
producen verdaderos dolores de cabeza e incomodidad brutal los 365 días del
año. Precisamente de estas últimas hablaremos hoy, seguro en tu círculo tienes a más de una.
Sin necesidad de grandes
conocimientos en psicología, es fácil detectar a estos especímenes:
1.- El tóxico
Están por todas partes, física y
mediáticamente. Últimamente todos hablan sobre ellos, como evitarlos o como
sacarlos de tu vida “sin rebote”. Lo
triste es que ninguna de las dos tareas es fácil, la mayoría de las veces es
normal desarrollar un profundo aprecio (o apego) hacia estas personas y es
fácil sentirse culpable por alejarte de ellos, de pronto podrías juzgarte a ti
mismo como el villano.
En mi muy particular punto de
vista, es imposible rodearte sólo de personas positivas que ayuden a tu
crecimiento personal. Las personas tóxicas son parte de la vida de todos y a
veces están más cerca de lo que creemos, lo ideal es sobrellevarlas sin
tomarlas en serio. Todos necesitamos rivales y/o personas difíciles para
aprender de la vida misma.
Sería ideal dejar de azorarse por
la existencia de estos seres, en especial para no terminar siendo parte de esta
temida legión ante tanta insistencia, recuerden la sabia frase de Friedrich
Nietzsche:
“Quien con monstruos lucha cuide
de no convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo,
el abismo también mira dentro de ti”
2.- El familiar incómodo
La familia es lo primero, es siempre
en nuestros primos y tíos que encontramos, además de en nuestros padres, apoyo
incondicional, son los primeros consejeros y amigos… o eso dicen. Aunque en
general la afirmación anterior es cierta, no falta en la familia algún miembro
tóxico. Esta situación es más incómoda que el punto uno, porque el hecho de
recibir malas vibras se vuelve más grave si quien las tira es parte del círculo
que se supone que está para alentarte.
Puede ser un hermano, un primo,
etc. Es ese individuo que siempre ha
estado presente en tu vida, de alguna forma y en variadas intensidades, te
ha “fregado” con su mala entraña y desde
la primera vez se percibió la incomodidad.
Gracias al cielo ahora eres mayor
y afortunadamente sólo debes ver a ese familiar en ocasiones esporádicas,
quizás lo tengas en Facebook y aunque de pronto no lo reconozcas porque se
volvió un experto en ocultar su innegable “color de llanta” con variados
filtros en la mencionada red social, su esencia es indiscutible.
Cabe destacar que tampoco vale la
pena enfocarse mucho en este ser, al igual que si fuera un amigo o compañero
tóxico, existen formas civilizadas de lidiar con él (siempre y cuando su mala
vibra no afecte tu integridad física, claro está). Lo importante en este caso
es que tomes una distancia razonable, siempre será aquel a quien tus padres
insisten en invitar a tus eventos
importantes porque es “familia” y ni modo, muy a tu pesar tus padres tienen razón y a menos que tu
integridad física se vea afectada, las malas vibras del familiar incómodo no
serán percibidas por los demás. Muéstrale siempre tu cortesía.
3.- La señorita que te atiende en el
SAT
Siempre estará ahí, con esa torta
de quesillo apestando al lado de su regazo y con su jugo verde sin colar a
medio tomar. Es casi como un familiar, tampoco puedes prescindir de ella, para
bien o para mal la necesitas o la necesitarías cuando menos te lo esperes.
Lo ideal sería ponerle música
para calmarla, como se hace con las bestias legendarias, pero corres el riesgo
de que utilice este pretexto para justificar su improvisada sordez y tampoco tú
la escucharías ante su afán por susurrar todo.
Por un lado, puedes ver lo menos
posible a este espécimen gracias al rudimentario sitio web del SAT, que te
servirá para trámites muy básicos, pero por lo menos –y si tienes suerte-
deberás ver a esta señorita cada cuatro años para renovar tu Firma Electrónica.
Lo mejor para sobrellevarla es
imaginar que es un adorable perro Bulldog, que tras esa cara chata de pocos
amigos, todavía queda el alma de un afligido contribuyente más con sueños e
ilusiones. Cuando no puedas enfrentarte al caótico sitio web de esta
dependencia, intenta hacer tu cita lo más temprano posible para que no la
agarres desayunando ni de malas por haber atendido ya a veintitantos incautos.
4.- La enfermera del IMSS
Esta subespecie de la que
encontramos en el SAT, es conocida por
amar su trabajo tanto como a los pacientes que acuden a ella… No puedes
levantarle la voz y en especial, no acudas a su lecho a menos que ya hayas averiguado
que no hay posibilidad de acudir a alguien más. Si te atreves a considerarla tu
primera opción para pedirle informes o para preguntar por algún enfermo, te
arriesgas a su cara de fuchi y a una que otra regañiza por no saber nada de la
vida según su percepción.
Quizás sea difícil en
circunstancias que ponen en jaque la salud, pero la clave con este peculiar
individuo es no mostrarle desesperación y angustia, ya que los considera
aperitivos previos a su atole de nuez.
Si tienes suerte quizás
encuentres una enfermera con vocación de servicio que pueda ayudarte, son casi
seres mitológicos, pero existen y ya han sido observadas.
5.- Cualquier próximo ganador de las
elecciones en EE.UU
He aquí el peor de la lista.
Muchos creen que Hillary Clinton sería una bendición para México, pero quizás
estos mismos desconozcan que la candidata no es precisamente partidaria de los
intereses mexicanos.
Sabemos de antemano que Donald
Trump es un peligro para México en materia migratoria y comercial, pero las
propuestas del republicano no difieren tanto de las de la Señora Clinton. Para
empezar, cualquiera que gane tendrá una relación incómoda con Enrique Peña
Nieto, a quien todavía le quedan dos años en La Silla: los primeros asuntos a
tratar serán en materia de corrupción, además de la extradición del Chapo
Guzmán.
Al contrario de lo que se cree
popularmente, Trump no inventó la propuesta de poner un “muro” físico entre
México y Estados Unidos, esa idea se remonta hasta la administración de Bill
Clinton. Cabe destacar que la primera vez que Hillary buscó la presidencia en
2008, proponía registrar a todos los inmigrantes ilegales para “marcarlos” de
alguna forma si hubiesen cometido algún delito.
A mediano plazo, lo que más hay
que temer de ambos candidatos es el cambio de los tratados comerciales que
tienen con nuestro país, a ninguno de los dos les hacen gracia los actuales y
aseguran que con ellos arrebatamos empleos a sus compatriotas a lo loco.
Permanece atento luego de la
depresión post-Halloween/Día de Muertos, el verdadero terror puede darse en
cualquier época del año ¿Crees que faltó algún ser digno de la lista?
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